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El mayor fraude bancario de Francia

París, 26 ene (EFE).- El operador de mercados Jérôme Kerviel, presunto autor del mayor fraude bancario de Francia, que costó al banco francés Société Générale 4.900 millones de euros, fue detenido hoy para ser interrogado por la brigada financiera.
El empleado se enfrenta a penas de dos años de cárcel por haber entrado en el sistema informático del banco y de cinco por estafa.
Si los datos y documentos recogidos en casa de Kerviel no parecen aportar elementos nuevos a la investigación, la información entregada por el banco sí que está sirviendo para aclarar el caso.

Los investigadores tratan de resolver si Kerviel actuó solo, como indican desde la dirección de Société Générale, o si tuvo cómplices.
También se preguntan porqué el banco tardó tanto en presentar una denuncia tras conocer el fraude y, según algunos medios, investigan un presunto delito de manejo de información privilegiada al haber comprobado que el flujo de acciones de la entidad se incrementó antes de que el caso saltara a la luz pública.
El director del banco, Daniel Bouton, explicó la versión oficial de la entidad, que asegura que Kerviel actuó en solitario, que se sirvió de sus conocimientos de informática para puentear los sistemas de control y que el edificio de inversión que había construido se derrumbó ante la sacudida de las turbulencias bursátiles de principios de semana.
Negó que Société Générale aprovechara el caso para ocultar parte de las pérdidas registradas por la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos y calificó de "absurdo" que fuera este fraude el que provocara el derrumbe de las bolsas del pasado lunes.
El banco reconoció que el fraude de Kerviel le costó 4.900 millones de euros, a los que hay que sumar más de 2.000 ligados a las hipotecas de riesgo de Estados Unidos, lo que amputará buena parte del beneficio de la entidad en 2007, que pese a todo no dará pérdidas.
Bouton se obstinó en mantener que el banco no sabía nada del caso de Kerviel hasta el pasado viernes, cuando buena parte del daño ya era irreparable.
Kerviel había arriesgado mucho dinero de la entidad y la bajada de las Bolsas se encargó de aumentar el agujero.
El empleado invertía en mercados de riesgo e informaba a los sistemas informáticos del banco de otras inversiones ficticias que, en teoría, debían equilibrar las primeras, pero que en realidad no existían.
Así, los sistemas de control no eran conscientes del riesgo, mientras Kerviel seguía tejiendo su maraña inversora.
Si el pasado día 18 al mediodía la inversión fraudulenta de Kerviel no registraba pérdidas, al cierre de las Bolsas de esa jornada los números rojos ascendían ya a 1.400 millones de euros, unas pérdidas que el lunes 21 se multiplicaron como fruto de "un mercado históricamente malo", según Bouton.
El escándalo no ha dejado indiferente a nadie en Francia, empezando por el presidente, Nicolas Sarkozy, que de viaje a la India no ha dejado pasar la ocasión de fustigar "un sistema financiero que va de cabeza" y que precisa de reglas más rígidas.
"Hay que dejar de dar la espalda a un capitalismo que necesita moralizar y tener transparencia. Ha llegado el momento de poner un poco de prudencia en estos sistemas. Creo en la economía de mercado, en la libertad de comercio, pero quiero que el capitalismo tenga reglas", aseguró el jefe del Estado.
El primer ministro, François Fillon, dolido por no haber sido informado antes del asunto, ha pedido a la ministra de Economía, Christine Lagarde, un informe "en ocho días" sobre el caso.

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