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Economia del patinaje

Daniel Klein es profesor de Economía en George Mason University y el editor en jefe de Econ Journal Watch.

En la pista de patinaje se puede ver 100 personas patinando –pero espere!— Antes que imaginar lo que usted sabe que pasa en una pista de patinaje, imagine que usted nunca ha visto o escuchado de una pista de patinaje. Ni siquiera una pista de patinaje sobre hielo. Hace tiempo la gente no sabia nada de patinaje. Imagínese usted mismo uno de ellos. Imagine que un amigo se acerca a usted y le dice con gran entusiasmo acerca de su nueva idea para un negocio:

“Construiré un coliseo enorme con un piso liso de sólida madera y alrededor del perímetro un pasamanos de puro acero. Invitare a las personas para que vengan al coliseo y usen patines para patinar una y otra vez dando vueltas en la pista del coliseo. Ellos no estarán equipados con cascos, protectores de hombros, o rodillas. No probare su habilidad para patinar, ni separare patinadores en carriles. Expertos velocistas se mezclaran con niños y mayores de edad, todos juntos patinaran exactamente como ellos deseen. Ellos se divertirán. Y me pagaran una fortuna por esto!”

No sabiendo nada de patinaje, Usted. probablemente esperaría una catástrofe. Usted. manifiesta:“

¿Cómo se supone que 100 personas van a patinar en el coliseo sin una guía o dirección? Cada patinador establece una ruta, y las rutas deben coordinarse de tal manera que ellos eviten lastimarse. Ese es un problema complejo. Requeriría un liderazgo inteligente. Pero no sería resuelto. El coliseo será una escena de colisión, heridas, y detenimiento. ¿Quién pagará por eso?

Si usted. no supiera nada de patinaje, usted esperaría una catástrofe. Antes de que la gente supiera de patinaje, ellos sabían de funciones de baile tales como ballet, y que para alcanzar una coordinación compleja se requiere un coreógrafo. Todos saben eso.

La intuición nos conduce a pensar que los problemas complejos requieren soluciones deliberadas, complejas. Dentro de una pista de patinaje, el bien común depende de que las rutas estén coordinadas. Pero nadie esta pensando acerca de tal bien. Como su amigo describe esta iniciativa de negocios, ni siquiera el propietario pretende preocuparse de aquel. ¿Cómo se puede alcanzar el bien común si nadie esta preocupado por el?

Sin embargo, todos nosotros hemos visto patinaje, y sabemos que de alguna manera funciona. Existen accidentes ocasionales, pero la mayoría de la gente no se lastima y se divierte, tanto que ellos pagan considerable dinero para participar. El espectáculo desafía la intuición. ¿Cómo sucede esto?

Suponga que usted y yo nos ponemos patines y nos unimos a los otros patinadores en la pista. En patinaje, mi objetivo no es resolver el gran problema de coordinar a todos los patinadores. No intento buscar que todos las 100 rutas/hileras estén coordinadas. Muestro común cortesía, pero básicamente estoy solo por mi mismo. Quiero divertirme, y tengo la certeza de que no quiero lastimarme. Cuidando por mi mismo, promuevo mi interés en evitar chocarme con usted.

Una cualidad importante para que haya colisión es mutualidad. Si choco con usted, entonces usted choca conmigo. Y si con usted no choco, usted. no choca conmigo. Al promover mi interés evitando el choque con usted., también promuevo su interés en evitar la colisión conmigo.

La clave para el orden social en la pista de patinaje es esta coincidencia de intereses. Yo no pretendo promover su interés. No estoy inclusive necesariamente enterado en el. No obstante, al cuidar de mi mismo estoy hasta cierto punto también vigilando por usted. Mis acciones promueven su interés.

Patinando sobre la pista de patinaje es un ejemplo de lo que Friedrich Hayek llamó orden espontáneo. El proceso es ordenado y beneficioso, pero también espontáneo. Nadie planea o dirige el orden global. La toma de decisiones queda en manos del patinador individual. Es descentralizada.

El contraste es la toma de decisiones centralizada. Otra vez, la intuición nos dice que la única manera en que el complejo bien común puede ser alcanzado es por medio de la planificación central. Pero Hayek nos dice a veces otra forma que puede funcionar es la planificación “descentralizada”. El nos dice, de hecho, que, a menudo, la planificación descentralizada es la única manera en que puede funcionar.

Suponga que el bien común en la pista de patinaje fuera confiado a la planeación central. El propietario selecciona una persona realmente inteligente, realmente buena para vigilar por el bien común. El contrata un tipo con la reputación de un santo, y con dos PhDs de Yale, uno en Ingeniería Civil y otro en Ética. Este santo inteligente se ubica en el cubículo de control, sostiene un megáfono en su boca, y dice instrucciones como: “Usted el de la chaqueta azul, avance más rápido y vire a la izquierda”, “Usted el del overall negro, quiero que reduzca la velocidad y se dirija hacia dentro.” Y así sucesivamente.

Los resultados serían terribles. El santo inteligente no podría acercarse a alcanzar el vigoroso orden dinámico que el patinaje espontáneamente alcanza. La principal razón de que él no pueda es que carece del conocimiento de las condiciones individuales. Usando sus enseñanzas de Yale, el observa detenidamente y realiza lo mejor que puede. Pero el tiene 100 patinadores que vigilar, y las condiciones de cada uno están cambiando momento tras momento. El conocimiento universitario del planificador es inservible para informarle de las condiciones particulares de su situación. El planificador intenta aplicar principios de ingeniería, pero cada patinador tiene principios de movimiento completamente propios: ¿Siento que estoy yendo rápido? ¿Estoy perdiendo el equilibrio? ¿Puedo hacer este giro? ¿Tengo que ir al baño? ¿Estoy satisfecho siguiendo las instrucciones del planificador?

Las condiciones particulares de ustedes—sus oportunidades, restricciones, y aspiraciones—son mejor conocidas por ustedes. Nadie más puede saberlas. El conocimiento universitario no es sustituto para lo que Hayek llamó conocimiento local o particular.

Además, aun si de alguna manera el santo inteligente de Yale posee todo el conocimiento local de los patinadores, ¿Qué haría él con este? ¿Cómo lo interpretaría? ¿Cómo él lo integraría? Y si él aparece con órdenes acerca de cómo dirigir nuestro patinaje, ¿Cómo él comunicaría esas órdenes a 100 personas simultáneamente?

Siendo santificado e inteligente, el planificador reconocería sus limitaciones y reduciría las cosas. Para prevenir colisiones, el tendría que imponer reglamentación. El patinaje sería simple y lento. Los patinadores estarían aburridos. Además, no encontrarían el placer y la dignidad que proviene de tomar el camino propio de uno.

En la pista de patinaje, el bien común puede ser únicamente alcanzado a través del orden espontáneo. Como Hayek explicó, el caso para permitir la acción espontánea es más fuerte cuanto más complejos son los problemas sociales, porque la mayor complejidad sólo exacerba los problemas de conocimiento para el planificador. Cuando la situación es simple, la planeación central puede tener éxito. Si hubiera sólo cuatro patinadores en la pista de patinaje, la planificación central no podría ser negativa. Pero con 100 patinadores, es absurda.

Si, aparte de ser santo e inteligente, el planificador fuera también sabio, él le rogaría al propietario de la pista que lo desvincule de la tarea asignada. El renunciaría a la planificación central. El recomendaría orden espontáneo.

Los principios encuentran aplicación directa en economía. Así como deseamos desanimar colisiones, deseamos fomentar intercambio voluntario. En ambos casos, mutualidad es la clave. Las ganancias del intercambio son mutuas, dando lugar a la coincidencia de intereses: Al promover mi interés por ganar en un intercambio voluntario contigo, también promuevo tu interés por ganar en un intercambio voluntario conmigo. Usted no participaría en el intercambio si no fuera para ganar.

Una vez más, los actores murmuran sobre avanzar espontáneamente su propio interés, pero en el proceso avanzar el bien común. Como vendedores, nos ganamos el dinero honesto al servir a nuestros clientes—esto es, por servir a la sociedad. Como consumidores, obtenemos cosas al recompensar proveedores por servicios prestados.

Otra vez, los individuos actuaron en base a su conocimiento de las condiciones locales, las cuales cambian de momento a momento. Un componente importante de sus condiciones locales es el conjunto de precios que enfrentas. Si produces libros cómicos, usted tiene en cuenta los precios de la tinta, del papel, del trabajo empleado en sus libros cómicos, y te importan los precios que puedes establecer para tu producto. El conjunto de precios, para insumos y productos, es la forma en que el propietario del negocio ajusta sus actividades a las del vasto número de actores. Una multitud de participantes trabajan para satisfacer al lector de cómicos, quien después de todo, proporciona los fondos para todas las actividades que fluyen en la producción de libros cómicos. Si no te ajustas propiamente, el lector comprará de otros proveedores de libros cómicos, quienes ofrecen mejor calidad o precios menores.

De nuevo, si alguien fuera a presumir planear la economía, el resultado sería un desastre. Los patrones sociales en una economía son fabulosamente complejos, haciendo la planificación descentralizada por lo más necesaria.

En economía, el meollo de lo “espontáneo” es la libertad. Libertad significa independencia de que otros se entrometan con tus cosas, incluyéndote a ti mismo, tu carácter. Cuando el gobierno te dice que tú no puedes establecer ciertos contratos, que no puedes usar tu propiedad de ciertas maneras, y que no puedes mantener 35 por ciento de tus ganancias, pasa sobre tu libertad. Esta haciendo las cosas menos espontáneas y más centralmente controladas o dirigidas.

Suena auto-interesado—independencia de que otros se entrometan con tus cosas. Pero el principio iría para todos, así que también requiere que tu no te entrometas con las cosas ajenas. Libertad implica no sólo seguridad y autonomía de la propiedad, sino deberes para respetar la propiedad de otros.

Pero más importantemente, vivimos en un mundo de reciprocidades. Quiero que otros no se entrometan con mis cosas de tal manera que puedo usar mis cosas para participar mejor en relaciones mutuas. El punto no es auto-interés; es enfocar el control sobre las cosas en el propietario, así que la acción se basa en circunstancias locales y promueve mejoramiento mutuo. Los lazos de las relaciones mutuas o reciprocas forman la vasta red de la sociedad, y cuando sus miembros están autorizados y motivados individualmente para promover esos lazos, entonces tenemos una sociedad que es bien mantenida.

Los principios del orden espontáneo argumentan en contra de la completa planificación central, pero ¿Acaso condenan todas las incursiones en la libertad? La clave es la coincidencia de interés. Quizás existe conflicto de interés. En casos como ese hay menos de una situación para arreglos espontáneos.

Asimismo, en la pista de patinaje, hay ocasiones para reglas simples, tales como señalización a los patinadores cuando la dirección para patinar se va a revertir, o cuando el piso esta abierto solo a las damas, o sólo para parejas. Estas reglas son ampliamente auto-cumplidas.

Pero en la gran pista de patinaje de la sociedad, muchas restricciones gubernamentales son más como las torpes restricciones impuestas sobre el patinaje regular. Los principios de orden espontáneo deben ser más aceptados de lo que son en la actualidad.

Considere las restricciones sobre la libertad para vender tus servicios en ciertas ocupaciones. Restricciones a licencias de ocupación o laborales están justificadas según la idea de protección a los consumidores de impostores y charlatanes. Supuestamente, existe un conflicto de interés, no una beneficiosa coincidencia de interés.

Lo que los reguladores ignoran es que el propio riesgo o problema planteado generaría percepción y oportunidad para nuevas prácticas e instituciones, las cuales reafirman la primacía de la coincidencia de interés. Así como los patinadores se ajustaran espontáneamente a una desviación en el piso de la pista, tales como una obstrucción, la gente en el mercado creativamente se ajusta a las desviaciones de coincidencia de interés. Las desviaciones crean nuevas oportunidades para ganancias mutuas, oportunidades que convocan nuestras tendencias empresariales para resolver o evitar la desviación inicial. Nosotros testificamos miríada de instituciones y practicas privadas para certificar a los practicantes y asegurar la calidad de sus servicios. Economistas que estudian licencias laborales concuerdan que, antes que proteger consumidores, los requerimientos lastiman consumidores al restringir el rango y la competencia de desarrollos espontáneos.

El principio de espontaneidad, de libertad, no es una proposición del todo o nada. Pero los principios de conocimiento local, coincidencia de interés, y adaptación espontánea tienen mucho más poder de lo que es generalmente reconocido. La gente tiene dificultades entendiendo como el orden espontáneo funciona, o incluso que este exista. En una pista de patinaje, el orden espontáneo sucede ante nuestros propios ojos. Pero en la gran pista de la sociedad, cada uno de nosotros esta profundamente sumergido dentro del orden espontáneo, enfocado en nuestra propia situación particular. Cada uno no tiene una ventana sobre el todo, ni siquiera un vistazo. Aunque economía no puede hacer el todo realmente visible para nosotros, puede ayudarnos a ver los principios funcionando.

Jonathan Swift dijo que la visión es el arte de ver las cosas invisibles. En ese sentido, economía nos da visión.

Lecturas Adicionales

Barry, Norman. 1982. "The Tradition of Spontaneous Order." Literature of Liberty 5(2), Summer: 7-58.

Cannan, Edwin. 1926. "Adam Smith as Economist: The Gospel of Mutual Service." Economica, June: 123-134.

Hayek, Friedrich A. 1948. "The Use of Knowledge in Society." Individualism and Economic Order. Chicago: University of Chicago Press.

Hayek, Friedrich A. 1973. Law, Legislation and Liberty, Vol. 1, Rules and Order. Chicago: University of Chicago Press.

Smith, Adam. 1776. An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. R. H. Campbell and A. S. Skinner, ed. Indianapolis: Liberty Fund, 1981. Oxford U. Press edition. Online: An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. Edwin Cannan edition, full text, notes, and editorial notes free, fully searchable.

Smith, Adam. 1790. The Theory of Moral Sentiments. D. D. Raphael and A. L. Macfie, ed. Indianapolis: Liberty Fund, 1982. Online: The Theory of Moral Sentiments. Full text and notes free, fully searchable. * Traducción hecha por Pedro Romero Alemán para el Instituto Ecuatoriano de Economía Política.

* Traducción hecha por Pedro Romero Alemán para el Instituto Ecuatoriano de Economía Política.

Modificado el ( miércoles, 26 de julio de 2006 )

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